Los talleres catalanes prevén incrementar su facturación un 7,2 por ciento en 2019

2022-03-05

Los talleres catalanes prevén incrementar su facturación este año un 7,2% hasta alcanzar los 2.140,8 millones de euros, según datos del informe “La descarbonización de la posventa en Cataluña”, presentado hoy durante su Jornada Solera Talent de Barcelona, la nueva iniciativa de la compañía para ayudar a los profesionales de la posventa a mejorar en la gestión y liderazgo empresarial y en la inclusión de la tecnología como parte de la cadena de valor, acompañándolos en su proceso de digitalización.

El informe de Solera, que analiza más de 4 millones de reparaciones en nuestro país relativos al 99,9% de los modelos del parque, atribuye este crecimiento a la mayor tecnología que incorporan los vehículos, pues son operaciones de mayor cuantía y, por tanto, más rentables para la cuenta de resultados del taller.

Y eso a pesar del acusado envejecimiento del parque catalán donde el 57,9% de los vehículos supera los 10 años y tan sólo el 26,1% llega a los 5 años, siendo Lleida y Tarragona donde el problema de la antigüedad es más acuciante.

Precisamente, la fotografía por provincias, en lo que a evolución de mercado concierne, muestra que Barcelona aglutina más de tres cuartas partes de la facturación, hasta los 1.666,1 millones de euros (un 10,6% más en tasa interanual), mientras que Tarragona cerrará el ejercicio con una facturación de 170,9 millones de euros (un 6,5% más).

Por su parte, Girona y Lleida proyectarán descensos en comparación con el año anterior, un 11,9%, hasta los 177,3 millones de euros, y un 2,1% menos, hasta los 126,4 millones, respectivamente, donde en efecto el envejecimiento de los vehículos tiene mayor incidencia.

Casi un 40% menos de ingresos con la electrificación

Si el reto de la posventa en el corto plazo es el envejecimiento del parque y conseguir cuadrar las cuentas con vehículos que pasan menos por el taller y para operaciones de menor importe, a largo plazo lo es la electrificación del parque. Un proceso que, según Solera, podría reducir la facturación de los talleres catalanes un 38%, lo que supondría dejar de facturar 837 millones de euros si tenemos en cuenta como referencia el dato previsto para 2019.

Y es que, dentro de la lucha contra el cambio climático, las motorizaciones diésel y gasolina encaran una cuenta atrás que, de ser aprobado el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático por el futuro Gobierno, tendría su horizonte en 2050 y abriría la puerta a la movilidad 100% eléctrica con el impacto que ello tendrá sobre la industria del automóvil y la posventa.

Un impacto que, por tanto, requiere de una transición progresiva, ordenada y realista, y que debería contar como primer paso con un plan de achatarramiento que pusiera coto al envejecimiento del parque a escala nacional, o en su defecto autonómico, que permitiese adquirir vehículos de combustión interna y electrificados.

De hecho, estamos lejos de una electrificación plena del parque, pues, en el caso particular de Cataluña, el eléctrico representa el 0,04% de los coches en circulación. Si hablamos de toda España, con más de 20.000 unidades, el 8,85 de estos vehículos se localizan en la comunidad catalana, auspiciado, sobre todo, por el renting.

Menos piezas, menos ingresos

El motivo de este descenso está en que los vehículos de combustión interna necesitan de una serie de mantenimientos preventivos que con el eléctrico desaparecen. Y es que estos coches integran 25 piezas y elementos que no se encuentran en los eléctricos, como son el aceite, filtros de aceite, correa de distribución, bujías, inyectores, escapes, etc., y que entre todos ellos superan los 15.000 euros. 

Una pérdida de ingresos que no se compensa con el “efecto batería” pues si bien es una pieza costosa -con un precio medio de más de 11.000 euros- tiene el hándicap de que el paso por boxes para cambiarla es cada diez años, una horquilla de tiempo mucho mayor que el requerido por las piezas de mecánica de un diésel o gasolina.

Esta transición del diésel/gasolina al eléctrico también tendrá su impacto en la mano de obra de los talleres catalanes. Según el informe de Solera, el número de horas trabajadas en los centros de reparación se rebajará previsiblemente en un 90%, pues cambiar una batería es una tarea que apenas requiere seis horas de trabajo.

De este modo, el progreso tecnológico y sostenible del vehículo obliga a los talleres a evolucionar, siendo el primer paso el de la digitalización. Y es que actualmente sólo 2 de cada 10 talleres en España están digitalizados. Son sobre todo negocios pequeños que, en el caso de Cataluña, suman 5.060 talleres, el 77% del total de empresas de reparación y mantenimiento de la comunidad, que corren el riesgo de quedarse fuera al no estar digitalizados.

Según el responsable de Mercado Posventa de Solera, José Luis Gata, “la electrificación del taller, unido a la evolución tecnológica del coche, obligará a los centros de reparación a adaptar su modelo de negocio, que puede ir muy asociado a la actualización del software de los vehículos, lo que hará de estos negocios estar más cercanos a la informática que a la propia reparación. Pero el primer paso es digitalizarse. Hace falta una transformación digital del taller, de lo contrario muchos podrían verse abocados a su desaparición”.

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